24/10/16

Engañar al capitán

Buenos días capitán, no, no traigo ninguna carta de recomendación pese a que he servido en un gran número de barcos anteriormente ya que no queda nadie que pueda atestiguarlo pues la buena o la mala fortuna quiso que yo fuese superviviente de varios navíos en los que embarque. No se deje llevar por la superstición pues más que de mi mal agüero estos hechos son muestra de mi capacidad de supervivencia y conocimiento de la mar.
Tal vez se podría contar como temprana mi edad y ligarla a la inexperiencia aunque no en esta época nuestra en la que críos de teta ya ceban cañones. Hace algo más de veinte años que nací en esta ciudad de Valencia, no tengo clara la fecha pues mi madre me abandono en la playa donde me crié entre sacas de pescado. He vuelto tras estar preso en tierras moras, de donde para que vea mi habilidad volví en un pequeño esquife con la única compañía de un bereber que no sabía nadar y su mono del que no quiso separarse y que solo sirvió para gastar antes las escasas provisiones. Contráteme y le serviré bien en lo que haga falta, pues tengo hambre de fortuna que espero saciar en Las Américas.

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