Buenos días capitán, no, no traigo
ninguna carta de recomendación pese a que he servido en un gran
número de barcos anteriormente ya que no queda nadie que pueda
atestiguarlo pues la buena o la mala fortuna quiso que yo fuese
superviviente de varios navíos en los que embarque. No se deje llevar
por la superstición pues más que de mi mal agüero estos hechos son
muestra de mi capacidad de supervivencia y conocimiento de la mar.
Tal vez se podría contar como temprana
mi edad y ligarla a la inexperiencia aunque no en esta época nuestra
en la que críos de teta ya ceban cañones. Hace algo más de veinte
años que nací en esta ciudad de Valencia, no tengo clara la fecha
pues mi madre me abandono en la playa donde me crié entre sacas de
pescado. He vuelto tras estar preso en tierras moras, de donde para
que vea mi habilidad volví en un pequeño esquife con la única
compañía de un bereber que no sabía nadar y su mono del que no
quiso separarse y que solo sirvió para gastar antes las escasas
provisiones. Contráteme y le serviré bien en lo que haga falta, pues tengo
hambre de fortuna que espero saciar en Las Américas.
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