26/10/16

¿Realidad o ficción? (Ejercicio 1)

Mi padre siempre me ha dicho que en ocasiones la realidad supera a la ficción, pero hasta ahora no había podido comprobarlo de primera mano. Esa frase, que a lo largo de mi vida se ha repetido como una cantinela, la interpretaba desde la visión de las cosas absurdas que pasan en el mundo. Tras los largos e indignados discursos de mi padre sobre la corrupción en este país, yo no podía más que añadir lo ridícula que era nuestra situación, que parecía ser sacada de una novela surrealista, a lo que él contestaba con su ya característico “en ocasiones la realidad supera a la ficción”. Pero lo que jamás me imaginé fue que la realidad de la que hablaba no hacía referencia únicamente a novelas surrealistas o a algún corto de Buñuel, sino que podía asemejarse a alguna de las tantas novelas de aventuras que leí en mi infancia.

Hará cosa de tres semanas, un amigo me envió una foto. En la foto aparecía un trozo de tela más viejo que nuevo, de bordes deshilachados y color tierra. A decir verdad, a primera vista me pareció un recorte de un saco de patatas, pero a los pocos segundos se me hizo evidente que se trataba de otra cosa. En el trozo de tela, unas letras azul oscuro rezaban lo siguiente: “Querido desconocido: si puedes leer estas palabras, eso significa que habéis descubierto esta obra. Tenéis que guardarla para vosotros. He hecho el viaje desde Los Ángeles para esconder este cuadro y que lo descubráis. Este cuadro forma parte de una obra de 21 piezas. Quedan 20 por descubrir para formar la obra completa”. Y, al final del todo, una página web con un simple “visítala”.

Como resulta evidente, no entendí de qué se trataba hasta que me percaté de que, en una segunda foto, se veía la parte de atrás del retazo. Unos trazos blancos de brocha gruesa dibujaban distintas formas geométricas sobre un fondo grisáceo con manchas negras y rojas. A pesar de la apariencia descuidada, la manera exacta que tenían de coincidir los rectángulos, círculos, triángulos y cuadrados hacía evidente que nada estaba ahí por casualidad.

“Lo he encontrado dentro de un libro en la biblioteca de Bellas Artes”, me dijo. “Pensé que podría interesarte”.

Sentí la emoción cosquilleando en la punta de mis dedos. La casualidad de que llegase a mí algo oculto en uno de los cientos de libros de una biblioteca que jamás había visitado era hasta inquietante. Por un segundo me sentí como un personaje arrancado de un libro y pegado bruscamente a la realidad.

Empecé a reunir toda la información que pude. Descubrí que la página web escrita en el cuadro estaba inactiva desde hacía años, pero seguía existiendo y para mí eso era suficiente. El proyecto de esconder cuadros que juntos formaban una obra no se había llevado a cabo sólo en Valencia. Tuvo lugar también en Dubai, en San Francisco, en Venecia, en Roma, Geneva, Berlín, París, Miami, Los ángeles, Marsella y Lyon. Una obra por cada ciudad. La última entrada estaba escrita en el 2014, y la del cuadro en Valencia era del 2011. Cinco años después, nosotros encontramos una de las 21 piezas. La emoción opacó el hecho de que todos los enlaces estaban caídos y no había forma de contactar con nadie. Había encontrado un tesoro, o al menos yo lo sentía así.

Siendo la era de la tecnología, imaginé que en su momento este proyecto debió haber tenido alguna red social y, justo como esperaba, encontré el Facebook, tan abandonado como lo estaba la página web. Sólo dos comentarios estaban en español, pero a mí me llamó la atención uno de ellos: era del 2012, de una chica de pelo oscuro. Aseguraba haber encontrado un cuadro en la biblioteca de Bellas Artes. Sin ninguna esperanza de recibir respuesta, le escribí preguntándole si se había llevado el cuadro y en qué libro lo encontró.

Un día después, contra todo pronóstico, contestó.

No recordaba el nombre del libro, pero me dijo que sí que se llevó el cuadro. Eso significaba que la pieza que tenía mi amigo era distinta. ¿Quedarían más cuadros escondidos en la biblioteca de Bellas Artes? Me los imaginé como brillantes tesoros hundidos en un mar de libros.

Quedan 19 cuadros por encontrar para recomponer la obra. Por ahora parece que he llegado a un punto muerto y hay una valla que me impide avanzar por el camino.

Así que no, la obra todavía no está completa. Quizá algún día lo consiga, aunque hoy no sea ese día. Pero como aventura y como anécdota, resulta ciertamente curiosa.


En este caso, si la realidad no superó la ficción, al menos la contempló como iguales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario