Le aseguro que una vez finalizada
la travesía habré escrito una obra que estará a la altura. Porque pienso
apuntar a un blanco tan alto como este mástil. Lograré escribir una historia que conmueva,
que aborde un tema desgarrador, que cuente algo como nunca antes se había
contado y que esté anclada en la realidad. Será una obra que le
atrapará desde el primer párrafo y que le arrastrará página tras página sin
dejarle margen para coger aliento.
Durante el viaje capearé el
bloqueo creativo, los bandazos de las inseguridades, los problemas de la trama, los contratiempos... porque el zozobrar no está en mi hoja de ruta. ¡Ah! Y no se asuste si algún día
se asoma a la cubierta y me ve tirando la obra por la borda. Solo estaré soltando
el lastre de lo superfluo. Le prometo que cuando atraquemos, tendré la novela
finalizada para que usted la lea. Y tras su lectura, le juro que la aventura
será suya sin necesidad de cederle los derechos de autor.
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